¿Qué nos enseña Isaías 30?
Isaías 30 es un capítulo rico y multifacético que ofrece profundas ideas sobre la naturaleza de Dios, Su relación con Su pueblo y las consecuencias de las acciones humanas. Como pastor cristiano no denominacional, encuentro que este capítulo es una ilustración convincente de la justicia de Dios, la misericordia y la importancia de la confianza y la obediencia.
Isaías 30 comienza con una severa reprensión de Dios al pueblo de Judá por su dependencia de Egipto en lugar de Él. El capítulo comienza con las palabras: "¡Ay de los hijos obstinados!", declara el SEÑOR, "a aquellos que llevan a cabo planes que no son míos, formando una alianza, pero no por mi Espíritu, acumulando pecado sobre pecado" (Isaías 30:1, NVI). Esto establece el tono para todo el capítulo, enfatizando la futilidad y el peligro de buscar seguridad y guía en fuentes distintas a Dios.
El pueblo de Judá, enfrentando la amenaza de la invasión asiria, eligió buscar ayuda en Egipto, una nación que una vez los había esclaviza…