¿Cuál es el significado de la palabra 'Deuteronomio'?

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La palabra "Deuteronomio" tiene un lugar significativo dentro del contexto del Antiguo Testamento, particularmente dentro del Pentateuco, que comprende los primeros cinco libros de la Biblia. Derivado de las palabras griegas "deuteros" que significa "segundo" y "nomos" que significa "ley", Deuteronomio esencialmente significa "segunda ley" o "repetición de la ley". Esta nomenclatura es bastante adecuada, ya que el libro de Deuteronomio sirve como una reiteración y expansión de las leyes presentadas inicialmente en Éxodo, Levítico y Números.

Deuteronomio se atribuye a Moisés, quien, como líder de los israelitas, pronuncia una serie de discursos a la nueva generación de israelitas que están a punto de entrar en la Tierra Prometida. Estos discursos no son meramente una repetición de la ley; son una renovación del pacto entre Dios y Su pueblo. Moisés, sabiendo que él mismo no entrará en la Tierra Prometida, utiliza esta oportunidad para recordar a los israelitas su historia, sus obligaciones del pacto y la importancia de la obediencia a los mandamientos de Dios.

La estructura de Deuteronomio es única en el sentido de que refleja el formato de los tratados del antiguo Cercano Oriente. Estos tratados a menudo incluían un preámbulo, un prólogo histórico, estipulaciones, bendiciones y maldiciones, y disposiciones para la continuación del tratado. Esta estructura subraya la relación de pacto entre Dios e Israel, enfatizando que la obediencia a la ley de Dios no es solo un requisito legalista sino un compromiso relacional.

En Deuteronomio 1:1-5, vemos el escenario para los discursos de Moisés:

"Estas son las palabras que Moisés habló a todo Israel al otro lado del Jordán en el desierto, en el Arabá frente a Suf, entre Parán y Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab. Hay once días de viaje desde Horeb por el camino del monte Seir hasta Cades-barnea. En el año cuarenta, el primer día del undécimo mes, Moisés habló a los hijos de Israel conforme a todo lo que el Señor le había mandado para ellos, después de haber derrotado a Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que habitaba en Astarot y en Edrei. Al otro lado del Jordán, en la tierra de Moab, Moisés se dispuso a explicar esta ley, diciendo..." (Deuteronomio 1:1-5, ESV).

La frase "Moisés se dispuso a explicar esta ley" es crítica. Indica que Moisés no está simplemente repitiendo la ley al pie de la letra, sino que está proporcionando interpretación y aplicación para un nuevo contexto: un pueblo al borde de entrar en una nueva tierra con nuevos desafíos.

Uno de los temas clave en Deuteronomio es el concepto de "Shema", una palabra hebrea que significa "oír" o "escuchar". Deuteronomio 6:4-9 contiene el famoso Shema Israel, una declaración fundamental de fe para el pueblo judío:

"Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón. Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos. Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas." (Deuteronomio 6:4-9, ESV).

Este pasaje encapsula la esencia de Deuteronomio: un llamado a la devoción total a Dios, un énfasis en la internalización de los mandamientos de Dios y la importancia de transmitir estas enseñanzas a las futuras generaciones.

Otro aspecto significativo de Deuteronomio es su enfoque en la justicia social y el trato ético hacia los demás. Por ejemplo, Deuteronomio 15:7-11 ordena a los israelitas ser generosos y abiertos hacia los pobres:

"Si hay en medio de ti un hermano pobre, en alguna de tus ciudades en la tierra que el Señor tu Dios te da, no endurecerás tu corazón ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino que abrirás tu mano a él y le prestarás lo suficiente para su necesidad, cualquiera que sea. Cuídate de que no haya un pensamiento indigno en tu corazón y digas: 'El séptimo año, el año de la liberación, está cerca', y mires con malos ojos a tu hermano pobre y no le des nada, y él clame al Señor contra ti y seas culpable de pecado. Le darás libremente, y tu corazón no será mezquino cuando le des, porque por esto el Señor tu Dios te bendecirá en todo tu trabajo y en todo lo que emprendas. Porque nunca dejará de haber pobres en la tierra. Por eso te mando: 'Abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra.'" (Deuteronomio 15:7-11, ESV).

Este pasaje subraya las responsabilidades morales y éticas que conlleva ser parte de la comunidad del pacto de Dios. No es suficiente seguir leyes rituales; uno también debe actuar con justicia y compasión hacia los demás.

El libro de Deuteronomio también contiene una serie de bendiciones y maldiciones, que se describen en los capítulos 27 y 28. Estos capítulos sirven como un recordatorio contundente de las consecuencias de la obediencia y la desobediencia. Deuteronomio 28:1-2 dice:

"Y si obedeces fielmente la voz del Señor tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el Señor tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra. Y todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán, si obedeces la voz del Señor tu Dios." (Deuteronomio 28:1-2, ESV).

Por el contrario, Deuteronomio 28:15 advierte:

"Pero si no obedeces la voz del Señor tu Dios, ni cuidas de cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te mando hoy, entonces vendrán sobre ti todas estas maldiciones y te alcanzarán." (Deuteronomio 28:15, ESV).

Estas bendiciones y maldiciones sirven como un poderoso motivador para que los israelitas permanezcan fieles a su pacto con Dios. Enfatizan que la relación con Dios no es estática sino dinámica, requiriendo un compromiso y obediencia continuos.

En la teología cristiana, Deuteronomio tiene un lugar especial no solo por su contenido histórico y legal, sino también por sus ideas teológicas. Jesús mismo citó Deuteronomio durante Su tentación en el desierto. Por ejemplo, cuando Satanás lo tentó a convertir las piedras en pan, Jesús respondió con Deuteronomio 8:3:

"Y te humilló y te dejó tener hambre, y te alimentó con maná, que tú no conocías, ni tus padres conocían, para hacerte saber que el hombre no vive solo de pan, sino que el hombre vive de todo lo que sale de la boca del Señor." (Deuteronomio 8:3, ESV).

Al citar Deuteronomio, Jesús afirmó la relevancia perdurable de sus enseñanzas y destacó la importancia del alimento espiritual sobre el sustento físico.

Además, el mandamiento central de amar a Dios con todo el corazón, alma y fuerzas, como se indica en Deuteronomio 6:5, es repetido por Jesús en el Nuevo Testamento cuando lo identifica como el mayor mandamiento (Mateo 22:37-38). Esto subraya la continuidad y el cumplimiento de la ley del Antiguo Testamento en las enseñanzas de Jesús.

En resumen, la palabra "Deuteronomio" significa "segunda ley", pero el libro en sí es mucho más que una mera repetición de leyes anteriores. Es una renovación profunda y comprensiva del pacto entre Dios y Su pueblo, enfatizando la importancia de la obediencia, la justicia social y la devoción total a Dios. A través de su estructura, temas y enseñanzas, Deuteronomio prepara a los israelitas para una vida de fidelidad en la Tierra Prometida y continúa ofreciendo sabiduría intemporal para los creyentes de hoy.

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