¿Cuáles son las creencias fundamentales del cristianismo ortodoxo?

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El cristianismo ortodoxo, a menudo referido como ortodoxia oriental, representa una de las ramas más antiguas de la fe cristiana. Traza sus raíces directamente hasta la iglesia primitiva establecida por los apóstoles y ha mantenido una rica tradición de continuidad teológica y litúrgica. Las creencias fundamentales del cristianismo ortodoxo están profundamente arraigadas en su teología, adoración y vida comunitaria. Estas creencias no son meramente doctrinas abstractas, sino experiencias vividas que moldean la vida de los fieles. Aquí, exploraremos los principios fundamentales que definen el cristianismo ortodoxo.

La Santísima Trinidad

En el corazón de la creencia cristiana ortodoxa está la doctrina de la Santísima Trinidad. Los cristianos ortodoxos creen en un Dios en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esta doctrina trinitaria es fundamental y se articula en el Credo de Nicea, que fue formulado en el Primer Concilio de Nicea en el año 325 d.C. y luego ampliado en el Primer Concilio de Constantinopla en el año 381 d.C. El Credo dice:

"Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un solo Señor Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, engendrado del Padre antes de todos los mundos; Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no hecho, de la misma sustancia que el Padre, por quien todas las cosas fueron hechas. Quien, por nosotros los hombres y por nuestra salvación, descendió del cielo, y se encarnó por el Espíritu Santo de la virgen María, y se hizo hombre; y fue crucificado también por nosotros bajo Poncio Pilato; sufrió y fue sepultado; y al tercer día resucitó, según las Escrituras; y ascendió al cielo, y está sentado a la diestra del Padre; y vendrá de nuevo, con gloria, a juzgar a los vivos y a los muertos; cuyo reino no tendrá fin. Y creemos en el Espíritu Santo, el Señor y dador de vida; que procede del Padre; que con el Padre y el Hijo juntos es adorado y glorificado; que habló por los profetas. Y creemos en una santa iglesia católica y apostólica. Reconocemos un bautismo para la remisión de los pecados. Esperamos la resurrección de los muertos, y la vida del mundo venidero. Amén."

Este credo encapsula la esencia de la teología trinitaria ortodoxa, enfatizando la unidad y co-igualdad de las tres personas divinas.

La Encarnación

Otra creencia central en el cristianismo ortodoxo es la Encarnación de Jesucristo. Los cristianos ortodoxos sostienen que Jesucristo es completamente Dios y completamente hombre. Esta creencia está arraigada en el Evangelio de Juan, donde está escrito:

"Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad" (Juan 1:14, ESV).

La Encarnación se ve como el evento crucial en la historia humana, donde Dios entró en Su creación para redimirla. Esta creencia subraya el profundo misterio del amor de Dios y Su disposición a convertirse en parte de la experiencia humana para traer salvación.

La Resurrección

La Resurrección de Jesucristo es una piedra angular de la fe cristiana ortodoxa. Se celebra con gran alegría y solemnidad, particularmente durante la fiesta de Pascua. Los cristianos ortodoxos creen que a través de Su resurrección, Cristo conquistó la muerte y abrió el camino para la vida eterna para todos los que creen en Él. El apóstol Pablo enfatiza la importancia de la Resurrección en su primera carta a los Corintios:

"Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si solo para esta vida tenemos esperanza en Cristo, somos de todos los hombres los más dignos de lástima. Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos, las primicias de los que durmieron" (1 Corintios 15:17-20, NIV).

La Resurrección no es solo un evento histórico, sino una realidad presente que transforma la vida de los creyentes, ofreciéndoles esperanza y seguridad de su propia resurrección y vida eterna con Dios.

Las Sagradas Escrituras y la Tradición

El cristianismo ortodoxo tiene en alta estima las Sagradas Escrituras, creyendo que son divinamente inspiradas y autoritativas. Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa también pone un énfasis significativo en la Santa Tradición. La Tradición incluye las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, las decisiones de los Concilios Ecuménicos, las prácticas litúrgicas y otros elementos transmitidos a través de los siglos. Esta doble dependencia en la Escritura y la Tradición se ve como una forma de preservar la plenitud de la fe cristiana.

San Basilio el Grande, un prominente Padre de la Iglesia, articuló la importancia de la Tradición en sus escritos:

"De los dogmas y mensajes preservados en la Iglesia, algunos los poseemos de la enseñanza escrita; otros los hemos recibido de la tradición de los Apóstoles, transmitida a nosotros en misterio. En cuanto a la piedad, ambos tienen la misma fuerza" (Sobre el Espíritu Santo, 27:66).

Esta perspectiva asegura que la fe no solo esté arraigada en el texto bíblico, sino también en la experiencia vivida y la sabiduría de la Iglesia a lo largo de los siglos.

Los Sacramentos

La Iglesia Ortodoxa reconoce siete sacramentos, también conocidos como Santos Misterios: Bautismo, Crismación (Confirmación), Eucaristía (Santa Comunión), Confesión (Reconciliación), Matrimonio, Órdenes Sagradas y Unción de los Enfermos. Estos sacramentos se ven como medios de gracia, a través de los cuales los creyentes participan en la vida divina. Cada sacramento tiene su propio significado y rol dentro de la vida espiritual de los fieles.

El bautismo se ve como la entrada a la vida cristiana, donde uno es limpiado del pecado y renace en Cristo. La crismación, que sigue al bautismo, implica la unción con aceite santo y se ve como la recepción del Espíritu Santo. La Eucaristía se considera el "sacramento de los sacramentos", donde los creyentes participan del Cuerpo y la Sangre de Cristo, como se instituyó en la Última Cena (Mateo 26:26-28).

La Iglesia

Los cristianos ortodoxos creen en "una, santa, católica y apostólica Iglesia", como se dice en el Credo de Nicea. La Iglesia se ve como el Cuerpo de Cristo, un organismo vivo que abarca a todos los creyentes que están unidos en fe y amor. La Iglesia es tanto una institución divina como humana, guiada por el Espíritu Santo y gobernada por obispos que se consideran los sucesores de los apóstoles.

La unidad de la Iglesia se expresa a través de la celebración de la Divina Liturgia, donde los fieles se reúnen para adorar a Dios y recibir la Eucaristía. La Iglesia también se ve como una comunidad de amor y apoyo, donde los creyentes crecen en su fe y se ayudan mutuamente en su camino espiritual.

La Theosis

Una de las características distintivas de la teología ortodoxa es el concepto de theosis, o deificación. La theosis es el proceso por el cual los creyentes se convierten en partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4). Es el objetivo último de la vida cristiana, donde uno se transforma a la semejanza de Dios a través de la gracia del Espíritu Santo. San Atanasio afirmó famosamente:

"Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera convertirse en dios" (Sobre la Encarnación, 54:3).

Esto no significa que los humanos se conviertan en dioses en esencia, sino que comparten en la vida divina a través de la unión con Cristo. La theosis es un proceso de toda la vida que implica oración, arrepentimiento y participación en los sacramentos.

Iconos y Adoración

Los iconos juegan un papel significativo en la adoración y espiritualidad ortodoxa. Los iconos no son meramente arte religioso, sino que se consideran ventanas al cielo, a través de las cuales los creyentes pueden encontrarse con lo divino. Se veneran, no se adoran, como una forma de honrar a los santos y enfocar la mente en la realidad espiritual que representan.

El Séptimo Concilio Ecuménico (Segundo Concilio de Nicea) en el año 787 d.C. afirmó la veneración de los iconos, diciendo:

"El honor dado a la imagen pasa al prototipo, y quien venera un icono venera en él a la persona representada."

La adoración en la Iglesia Ortodoxa se caracteriza por su belleza, solemnidad y sentido de misterio. La Divina Liturgia, el acto central de adoración, implica rituales elaborados, cantos y oraciones que involucran todos los sentidos, atrayendo a los fieles a la realidad celestial.

Escatología

El cristianismo ortodoxo tiene una esperanza escatológica vibrante, enfocándose en el cumplimiento último del reino de Dios. Esto incluye la Segunda Venida de Cristo, la resurrección de los muertos y el juicio final. La escatología ortodoxa no se trata solo de los tiempos finales, sino de la transformación del mundo presente en la nueva creación.

El Libro de Apocalipsis proporciona una visión de esta esperanza futura:

"Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado, y ya no había mar. Vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo de parte de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su esposo" (Apocalipsis 21:1-2, NIV).

Esta visión escatológica inspira a los creyentes a vivir de una manera que refleje los valores del reino de Dios, caracterizados por el amor, la justicia y la paz.

Conclusión

Las creencias fundamentales del cristianismo ortodoxo abarcan un rico tapiz de doctrinas teológicas, prácticas litúrgicas y experiencias espirituales. Desde el profundo misterio de la Santísima Trinidad hasta el proceso transformador de la theosis, estas creencias no son solo conceptos intelectuales, sino realidades vividas que moldean la vida de los fieles. A través de su énfasis en las Sagradas Escrituras, la Tradición, los sacramentos y la vida comunitaria de la Iglesia, el cristianismo ortodoxo ofrece un camino hacia un profundo crecimiento espiritual y unión con Dios.

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